DÍA 2
He pensado que en nuestro segundo día vamos a hablar de algo que los niños hacemos muy bien y que a vosotros los mayores se os va olvidando según crecéis.
Disfrutamos mucho; y disfrutamos de todo. Del recreo, del bocata del recreo, del bollo de chocolate que me metes en la mochila para cuando me entre hambre en el cole, de cuando me llevas al parque y te subes al columpio conmigo, de cuando me lees un cuento o de cuando te lo leo yo. Cuando de cenar tenemos mi plato favorito o cuando me dejas sentarme encima tuyo para ver la serie que te gusta o que me gusta a mí.
Cada vez más, las personas mayores que estudian la felicidad, creen que está hecha, en una buena parte, de las pequeñas cosas que nos ocurren cada día. No solo de que nos pase, que nos pasan a todos, sino de que sepamos verlas y disfrutarlas.
Sin embargo, vosotros los mayores pocas veces estáis presentes, disfrutando sin más del momento en el que estáis. Se os olvida lo bonito que es simplemente pasear juntos por la calle o reírnos de la palabra que no sé pronunciar o del chiste que me han contado en el cole y que venía deseando contarte.
Y no quiero que, según vaya creciendo, se me olvide a mí la emoción de esas pequeñas cosas. Porque son precisamente esas pequeñas cosas las que nos hacen pensar que la vida mola.
Así que quiero que hablemos hoy justamente de eso; de lo que cada uno de nosotros disfrutamos cada día y nos hace irnos cada día a la cama con una sonrisa.
¿Con qué tres cosas has disfrutado más hoy?
¿Con qué tres cosas he disfrutado yo más hoy?